martes, 28 de diciembre de 2010

Nada será igual.

¿Es que ya nadie tiene valores? Dar tu palabra, comprometerte... ¿ya no significa nada?

Según parece la respuesta a ambas preguntas es un tremendo y rotundo NO. Me pregunto que es lo que se les pasa por la mente para traicionarse a sí mismos de esa manera. Y para pensar que yo haré lo mismo.

Lo siento, no puedo traicionarme de esa forma.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Y de límite, el cielo.

Hay días en los que me siento incapaz de abarcarlo todo. Días en los que pienso en todas las cosas que quiero hacer, y todas las que seguramente no llegaré a hacer nunca por falta de tiempo, o de iniciativa...

Quiero saltar en paracaídas, hacer puenting y cualquier otra cosa que haga que mi miedo a las alturas desaparezca para así poder disfrutar de las vistas que tanto me gustan. Quiero estar cerca del mar todo el tiempo posible, empaparme de su energía y de sus mareas. Quiero hablar francés exactamente igual que si fuera mi idioma natural y pasar una temporada en París. Quiero viajar por todo el mundo, ver culturas diferentes, conocer personas diferentes. Y quiero ser más valiente.

Pienso en todas las personas que no llegaré a conocer, y las muchas que seguro valen la pena, y me dan ganas de salir a la calle a conocer gente. Pienso en como apañármelas para conocerte a ti.

Últimamente no hago otra cosa que leerte. No sé por qué, pero me has llegado mucho más que otras personas, y eso que únicamente te leo. Me haces pensar. Cada una de tus entradas me hace pensar y ponerme a escribir, aunque no todo lo que escribo merece la pena publicarlo aquí…
Y ¿sabes? Nunca creí en las coincidencias…

domingo, 26 de diciembre de 2010

Sonrie, tienes más motivos de los que crees.

¿Alguna vez os habéis parado a pensar lo afortunados que sois? Ayer, leyendo la entrada de alguien a quien considero tremendamente valiente  y con una fuerza interior que ya quisiéramos muchos, me di cuenta de cuantas cosas tengo que agradecer. Y es que a veces estamos tan hechos a una rutina, que no nos damos cuenta de las pequeñas cosas y de la importancia que tienen. Como ese refrán que dice solo valoras algo cuando lo pierdes.

Deberíamos dar las gracias por poder salir a la calle, por poder correr, por poder trabajar, estudiar, por poder ir a tomar algo con unos amigos… Dar las gracias por poder volver a casa cada día, donde la gente a quien más quieres te está esperando.

No valoramos nuestro día a día. Damos cosas por hecho, cuando lo cierto es que no estaría de más decirlas, o hacerlas. No dejarlas para mañana. Deberíamos reír más y llorar menos. Hacer planes, viajes, más y más viajes. Ver a esos amigos que son de verdad, no los que sólo están cuando hay alegría.

Deberíamos ser valientes. Pensar menos y actuar más. Hacer locuras, de esas que con el tiempo recuerdas y una sonrisa involuntaria se abre paso en tu cara. Como cuando sin pensarlo cogí un vuelo y me plante en Madrid o Barcelona. Como cuando sin planear nada, un día que no prometía ser nada especial se convierte en uno de los mejores de mi vida, simplemente por estar en la compañía adecuada. Como los días en la playa, sin necesidad de nada más…