sábado, 6 de noviembre de 2010

Demasiado que es nada.

Cuando las palabras no bastan. Porque dentro te quema algo que no se puede decir. Que no se consigue decir. Cuando quien tienes delante, en lugar de darte la respuesta que querrías, dice otra cosa. Dice más, dice demasiado... Ese demasiado que en realidad es nada. Que no sirve para nada. Pero que hace el doble de daño. Y el único deseo es devolver ese dolor. Hacer daño. Esperando así sentirse un poco mejor...

No hay comentarios:

Publicar un comentario