jueves, 27 de octubre de 2016

Pasito a pasito

Las cosas cobran sentido cuando me abrazas y se me encoge el estómago.
Cuando me siento tan, tan pequeña entre tus brazos, que parece que nada me puede pasar.
Cuando me colocas un mechón de pelo en su sitio, y tus dedos se enredan en mi pelo más tiempo del necesario, o cuando me quitas una pestaña y tu mano me acaricia más de lo políticamente correcto.

Y luego pienso en todo lo que podría ir mal, la cantidad de cosas que pueden no ir lo bien que esperamos, y me asusto.
Me asusto como cuando tenía seis años y me daba miedo la oscuridad.

Pero me miras, y me sonríes.
Y el mundo deja de girar y se para a mirarnos, y en lo que dura esa mirada, encuentro las fuerzas para seguir un poco más.

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